6.10.06

El más loco me da más ruina que el más sabio

Ni castillo ni tesoro.
Ya no quedan árboles que den sombra,
ya no se ven espacios abiertos en los que poder verte como uno más y dejar de ser nadie.





Los árboles se dedican a crecer todo lo que pueden y tan erectos como sus raices les permiten, ya nadie se puede subir a ellos y ver el mundo con miedo a caerse. Sus frutos están cada vez más arriba y no se pueden alcanzar, sólo sacan ramas en la copa y con la sombra que dan apenas tienen para ellos. Ya no te puedes refugiar en su sombra.

La gente se dedica a cambiar el mundo y encerrar lo que han hecho para que nadie lo puede ver, ni mucho menos, quitarselo. Ponen vallas a todo y no puedes andar sin que te ladre un perro. No se puede andar pensando tan sólo en el destino, también tienes que mirar el camino y que nadie te eche de sus tierras. Yo no quiero cambiar el mundo, tan sólo compartirlo...contigo. Salir a la calle y escuchar como las palomas aleteando, jugando con el viento, suena a risa. A que se ríen de nosotros. Escapar del asfalto y cuando creamos que estamos lo suficiente lejos oir la sirena de la policia que nos obligue a seguir corriendo.

No hablo con metáforas, no comprendo el lenguaje del alma, no lo entiendo. No comprendo mis palabras no sé usarlas y cuando me guardo tantas me salen a borbotones por los ojos y no quiero papeles con los que limpiarme, no quiero manchar aquello donde otra persona podría escribir algo coherente. ¿Por qué no soy capaz de hacer comprender que yo también lloro? Por tí. Si no tengo credibilidad es hora de dejar de dar mitines.



Atado a una silla, con una camisa de fuerza, es dificil mover la cabeza y sugerir que te tapen la boca. Pero tú tan sólo tienes que decirlo.